Aún con tu
ausencia,
que en
la tarde enhebra cuentas de rosario.
Aún con el camino incierto,
y el
aprendizaje
a cuestas del sol.
Aun así,
amo este invierno.
Desayunar -te
en el cáliz de la flor.
Imaginar -te llegar,
cuando el reloj bajo los tilos
te despierte en la humedad de la
llovizna,
abriendo los poros como rojas amapolas.
Cuando vuelvas a ser quien eras,
o tal vez otro
(que amaré).
Cuando regreses a mí,
con la furia de este océano
y
la paz de gaviotas en tu frente.
Cuando despliegues al viento tu sonrisa
Solo para mí.
Cuando tu suspiro próximo a mi aliento
Lave la orfandad de los días.